El campo artístico regional debe cuestionarse, ampliarse, y trasladarse a otros lugares, que puedan rayar en lo insólito, lo absurdo y que no tenga límites.
Seguir en el romanticismo artístico anclado a las tendencias modernistas, traídas bien sea de algún lugar de Europa o América del Norte, sustentado en teorías, pensamientos, concepciones y juicios de filósofos que en gran parte son ajenos a nuestro entendimiento, debido al contexto y a las exigencias de nuestra época, nos han dejado un vacío que en su contraparte se trata de llenar con discursos forzados que hablan de una memoria indigenista, tratando de convertir éstas ideas en una verdad absoluta y aniquiladoras que en muchos casos no son coherentes en su pensar y en su actuar.
Lo que pretendemos es llegar a un arte enteramente regional pero que su base sea netamente contemporánea, entiéndase esto como una problemática tanto social, como personal dentro de nuestro contexto y nuestro ahora.